Un atrevido escapista dejó a los telespectadores con la boca abierta con sus acciones.
Andrew Basso (Italia) batió el récord del tiempo más rápido al escapar de un tanque de agua boca abajo con las manos y los pies atados en el programa de Lo Show dei Record el año pasado.
El ilusionista tardó sólo 2 minutos y 11 segundos en liberarse.
En un estremecedor vídeo del programa, se ve a Andrew con los tobillos asomando por dos agujeros en la tapa de un depósito de agua y sujetos con candados.
Lo esposan, lo meten de cabeza en el tanque y le cierran la tapa.
El escapista se pone inmediatamente manos a la obra y, con un clip desplegado, le va quitando una a una las esposas de las muñecas.
Los miembros del público permanecen sentados en completo silencio, aparentemente conteniendo también la respiración.
Una vez liberadas las manos, Andrew tuerce el cuerpo y sacude la pierna de un lado a otro para dislocarse el tobillo derecho y poder tirar de él a través del grillete e introducirlo en el tanque, donde lo agarra y lo vuelve a colocar en su sitio.
A continuación, pasa el otro pie por el grillete y se da la vuelta para quedar en posición vertical.
Mete las manos por los agujeros que sujetaban sus tobillos y se pone a forzar la cerradura que le mantiene en el tanque sin aire.
Empuja la tapa para abrirla y nada en busca de aire, liberándose tras 2 minutos y 11 segundos de tensión.
El atrevido artista apareció más tarde en el programa de Da Vinci The One Thing, para revelar todos los detalles de su desafío mortal.
Sobre sus comienzos en el mundo del escapismo, Andrew dijo: "Desde niño quería convertirme en un artista capaz de hacer cosas imposibles".
Mientras leía sobre el arte, Andrew vio repetidamente referencias al famoso escapista Harry Houdini (c. 1874-1926) y se preguntó por qué seguía siendo tan conocido mucho después de su muerte.
"Pensé: quiero llegar a ser como él", confesó.
"Creo que empecé en esto por miedo. De niño, siempre me fascinó el miedo.
"Tenía la sensación de tener miedo de algo, pero me acercaba lo suficiente para tener esa sensación y luego intentaba gestionarla".
Y añadió: "Así que, mientras crecía, intenté averiguar qué habilidades había que tener para poder gestionar el miedo y la escapología encaja perfectamente.
"Cuando estoy bajo el agua, boca abajo, esposado, con los pies atados al cepo, el cuerpo y el cerebro te dicen 'no lo hagas, es peligroso'".
Andrew aprendió a respirar de un modo que le permitiera mantener la calma y la concentración necesarias para escapar.
Y dice que quien quiera intentar algo atrevido debe "creer en lo imposible".
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